Sí, ya es 2020 y ha llegado el afamado evento trienal de CAAAARRUSEEELLL PEEEEERRRRRVERSOOOOO!! ¡estamos hablando de lo que todos sabéis! Personajes grandiosos haciendo tareas ridículas! CUARTA EDICIÓN!
Pasaos por la tercera edición si os la perdisteis.
Este año incorporamos una novedad: nuestra imaginación no mediará de modo alguno en la redacción de las tareas ridículas. ¿Y cómo es eso posible? vosotros mismos lo averiguaréis... ¡comenzamos!
El ministro de defensa japonés anunciando un protocolo anti extraterrestre.
Batman bailando el twist.
Los Rolling Stones cancelando una gira porque su guitarrista se ha caído de un cocotero.
Thor disfrazándose de mujer para recuperar su martillo.
Francisco Franco guardando la mano de una muerta en su mesilla de noche.
Moisés pidiéndole a Dios otras tablas de mandamientos porque ha roto las primeras que le dio.
El presidente de los Estados Unidos bailando la macarena.
Enrique VIII divorciándose de su cuarta esposa porque es mas fea en persona que en el retrato.
El presidente de Reino Unido negándose a tomar medidas contra un virus que luego él mismo contrae y casi muere.
Thor jugando al fornite.
José María Aznar hablando con acento tejano.
Linterna verde siendo débil al color amarillo.
Napoleón intentando sin éxito ligarse a la hija del novio de su madre.
El gigante Goliath siendo derrotado por el rey David con una piedra.
Donald Trump haciendo cualquier cosa.
Superman ocultando su identidad simplemente poniéndose unas gafas.
El presidente de España preguntando a un periodista por las consecuencias de la independencia.
Luis XIV poniendo de moda en la corte las fístulas anales.
Hasta el 2023 queridos carruselersss!!! y por favor denle LAIK !
domingo, 24 de mayo de 2020
viernes, 15 de mayo de 2020
La balada de las venas encendidas
Todo se torció en aquel viaje que
pretendía ser romántico. Paseaban por un sendero boscoso que llevaba a un
pequeño y encantador monasterio, cuando ella comenzó a hablarle de sus sueños
incumplidos. Comprarse un yo-yó, ascender a encargada de Caprabo, viajar a
Móstoles, pintarse las uñas de los pies, beber dos litros de agua al día o
comprarse unas gafas de sol graduadas. El entrañable relato de sueños
frustrados de Clotilda conmovió tanto a Gertrudio que se disponía a jurar que
conseguiría hacer realidad todos y cada uno de ellos, por imposibles que
parecieran. Sin embargo, estaba empezando a llover, y debería apresurar a su
buey de tiro si querían llegar al monasterio a tiempo para la subasta
clandestina. Con todo esto en mente no apreciaron la amenaza inminente que
acechaba en lo alto de los árboles. Desde arriba, les observaba agazapado entre
las sombras... Hitler. Este abrió sus alas y alzó el vuelo en dirección al
monasterio, quién sabe con qué pérfidas intenciones.
Gertrudio y Clotilde continuaban
su marcha alcanzando ya los 150 km por hora, pero de pronto, el buey de tiro
que alquilaron en Sixt Rentalbueys tuvo una extraña avería que les obligó a
detenerse. La lluvia no les dio tregua y pronto comenzó a jarrear. Empezó a
golpearles y a darles jarrazos, con jarras de cerámica que estallaban
estrepitosamente contra sus cabezas.
La sociedad heteropatriarcal hizo
que Gertrudio cubriera a Clotilde con su cuerpo, para protegerla, y cuando
estaba a punto de pedir cita para el fisio, apareció la deidad conocida como Jetzabel.
Jetzabel era un ser ornitomórfico
gigante, de color verde, al que los humanos adoraban y del que solo existían
leyendas, pero ese día cubrió el cielo salvando la vida de la pareja. Mientras
Clotilde gritaba de alivio y hambre, Gertrudio se preguntaba cómo podría
aprovechar esa situación para sacar dinero. Entonces pasó lo increíble,
Jetzabel abrió su pico brillante y lanzó, en una irritante voz de pito que
contradecía su divinidad, el siguiente mensaje:
"Se hace saber...Que por
mandato oficial del III Reich... todo ciudadano o ciudadana tendrá la
posibilidad de visitar el Castillo y pasar un día con Hitler en su enorme y
mágica...fábrica de nazis".
Gertrudio miró a Clotilde con su
mirada de urraca sedienta de billetes alemanes. Ambos supieron lo que esa
mirada significaba. Lucharían a muerte por visitar esa fábrica. Siempre soñaron
con conocer a los "Oompa hitlas" y construir nazis con sus propias
manos.
Entonces Jetzabel prosiguió:
"Para tener el privilegio de
acceder al castillo debéis encontrar el yo-yó que venden en el Caprabo de
Móstoles".
La ocasión era inmejorable para
Clotilde y Gertrudio, podrían conseguir entrar en la fábrica de nazis y, de
paso, cumplir la mitad de los sueños de Clotilde, ¡y todo antes de merendar!
Jetzabel se desvaneció dejando tras de sí una niebla preciosa, aunque de olor nauseabundo. Ya no llovía y el buey se había convertido en un Cercanías de la línea C5 (que para en Móstoles). El único problema es que no tenían abono porque cuando salieron de casa no contaban con emprender una búsqueda del tesoro orquestada por un dios pájaro para poder conocer a Hitler, así que se tuvieron que colar y esperar que no pasara ningún revisor o ningún ninja.
Jetzabel se desvaneció dejando tras de sí una niebla preciosa, aunque de olor nauseabundo. Ya no llovía y el buey se había convertido en un Cercanías de la línea C5 (que para en Móstoles). El único problema es que no tenían abono porque cuando salieron de casa no contaban con emprender una búsqueda del tesoro orquestada por un dios pájaro para poder conocer a Hitler, así que se tuvieron que colar y esperar que no pasara ningún revisor o ningún ninja.
Una vez en el tren, Clotilde y
Gertrudio se pelearon por decidir quién se sentaría a contramarcha, lo que
provocó una profunda herida en su preciosa relación, pero que se hará sentir en
su vida futura, y no trascenderá más en esta historia. Al final el
heteropatriarcado decidió que se sentase a contramarcha Clotilde porque era la
mujer y por eso tiene menos privilegios. Bueno no, Gertrudio, porque es el sexo
fuerte y quien protege a la familia. Bueno, no sé. Miraron por la ventana el paisaje bucólico
que les ofrecía aquel bosque, y vieron a lo lejos una sombra con ojos
brillantes que les observaba posada sobre la rama de un árbol. Esa sombra con
la silueta de Hitler les provocó un horrible escalofrío, pero estaban demasiado
ocupados con su plan como para reparar en ello. Llegaron a Móstoles y se
dirigieron al Caprabo con paso firme aunque carente de estilo, donde compraron
el yo-yó y algo de comida para Clotilde que no había dejado de gritar por hambre
durante todo el camino, la puta pesada. También aprovecharon para dejar el currículum
de ella.
Ahora que tenían el yo-yó, nada
les impediría entrar en el castillo, conocer a Hitler, participar en la subasta
y rescatar a la princesa, pero no iba a ser tan fácil, pues muchos otros ansiaban
el poder que el yo-yó entrañaba, peligrosas manos ávidas de poder tratarían de
arrebatárselo, usando cualquier medio a su alcance. Así, el ejército de manos
de Guantadia atacó por todas partes, había decenas de manos, que arañaban,
abofeteaban, empujaban, hacían tocamientos inapropiados, tiraban del pelo e
incluso algunas sacaban el dedo. Cuando Gertrudio estaba a punto de llamar al
fisio, fueron rescatados por el más extraño e inesperado de los seres: Andreu
Buenafuente.
Andreu Buenafuente se ofreció a llevarlos
al castillo en su mula de tiro que podía alcanzar los 300 km por hora en
vuelo. Cuando surcaban los cielos en el
carro de Buenafuente vieron parado en medio de la vía aérea a Papa Noel que
viajaba con sus renos de tiro, y uno de ellos se había averiado. Estaba
visiblemente enfadado tratando de colocar el triángulo reflectante que no
paraba de caérsele al abismo una y otra vez, mientras llamaba a los de RenoAuto
que le habían alquilado los renos defectuosos.
Buenafuente se ofreció a llevarle
a repartir regalos por lo que el viaje se alargó un poquito más de la cuenta.
Después de repartir sonrisas a los niños y felicidad a todos los hogares del
mundo, llegaron al Castillo de Hitler donde podrían participar en el malévolo
plan de fabricar Nazis.
Fue en ese momento cuando Andreu
Buenafuente les dijo que su favor no iba a ser gratis... que sabía todo lo del
yo-yó y que lo quería para él... se abalanzó salvajemente sobre Clotilde para
conseguirlo, y estuvieron forcejeando un rato, luego descansaron otro rato, y
luego volvieron a forcejear. Luego debatieron sobre cuál sería la mejor
película de Star Wars, y luego contaron chistes. Luego forcejearon. Luego
cambiaron sus chaquetas. Forcejeo, chistes, concurso de eructos, forcejeo,
forcejeo, descanso, beso de esquimal, forcejeo... hasta que Gertrudio perdió la
paciencia y por fin llamó a su fisio. El fisio le dijo que, ya que Andreu
estaba ocupado forcejando intermitentemente con Clotilde, le golpeara en la
cabeza con un martillo de madera, de modo que así lo hizo. Aprovechó para robar
a Andreu Buenafuente sus famosas gafas de sol graduadas para Clotilde, que, junto
con el yo-yó, el agua que había bebido involuntariamente de los jarros y las
uñas de los pies que se había pintado mientras viajaban por el mundo, cumplía
todos los sueños de Clotilde en un precioso acto de amor eterno. Pero entonces,
Andreu Buenafuente, que se había recuperado del golpe, saltó a forcejear con
Gertrudio. Gertrudio imploró la ayuda de Clotilde, pero esta, en posesión de
todos sus sueños y el yo-yó... traicionó a Gertrudio, rencorosa de la discusión
del tren la cual se dijo que no tendría consecuencias en esta historia solo
para despistar! Así, la ahora malvada Clotilde abandonó a Gertrudio y se
internó en el castillo de Hitler.
Y allí estaba él, con su bigote
ridículo y su peinado…ridículo, sonriendo ridículamente al ver llegar a
Clotilde con el yo-yó. “Aquí estás por fin, Clotilde…Te estaba esperando. Traes
el yo-yó del Caprabo… ¿verdad?”- dijo Hitler, con su voz ridícula.
Clotilde le miró, él estaba frente
a ella con sus alas cerradas y sus ojos la miraban de una forma que le producía
escalofríos. Entonces comprendió, que era la misma sombra que había visto desde
el tren de Cercanías y que todo ese rollo de los "Oompa Hitlas" se trataba de una
trampa. Esto no pintaba bien, así que agarró el yo-yó con fuerza y se dio la
vuelta para emprender la huída. Pero entonces Hitler volvía a estar frente a
ella de nuevo, Clotilde volvió a girarse y ocurrió lo mismo. Daba igual lo que
hiciera, aquella figura se teletransportaba más rápido de lo que avanzaban sus
propios pensamientos.
-“Clotilde, olvidas que esto es
un lugar mágico, y yo soy su dueño y señor. ¡ No puedes escapar de mí ! dame el
yo-yó.”- Dijo Hitler, esta vez con una voz un poco menos ridícula, que ahora
daba un poco de miedo.
Clotilde le golpeó con el yo-yó y
Hitler murió al instante. Joder, qué fácil, tanto suspense para esto. En fin,
Clotilde se convirtió en la nueva gerente de la fábrica, y estaba feliz porque
ahora podría tener sueños aún más ambiciosos que los anteriores. Se alzó sobre
la más alta torre del castillo, observando aquellos bosques que ahora le
pertenecían.
Gertrudio la vio allí arriba, dándose
cuenta que aquel viaje, que pretendía ser romántico, había significado el fin de su historia de amor.
sábado, 22 de febrero de 2020
AKENATÓN. Tejemanejes que marcaron la historia (pero tampoco mucho)
Hola,
hace tres años os expliqué que Akenatón era un chico con morritos.
Hoy veremos un cortometraje sobre su historia, con el papel protagonista interpretado por Arsenio Hall conocido por su aparición en "El príncipe de Zamunda".
Akenatón nació en Egipto, en una época en la que las
pirámides ya eran vintage. Tan vintage como para nosotros la invasión
musulmana, más o menos.
Tenía un gran futuro por delante porque su padre Amenofis
III era faraón, así que le puso de nombre Amenofis IV como a él, porque ya entonces
tenían la manía esa de confundir a la gente que llama a casa, pero esta vez con
excusa porque el nombre hacía honor a Amón que era el dios que más molaba. Amón
el dios molón, lo llamaban.
Hay que tener en cuenta que había como 2000 dioses porque el egipcio antiguo es
muy de endiosar, y de 20 y pico que eran al principio se fueron calentando y a
nada que sacaran un dios por año ya lo tienes. Un poco lo que nos pasa a nosotros
con los concursantes de Gran Hermano y de Operación Triunfo, que hemos perdido
la cuenta hace mucho. Además, cada dios de esos tenía sus propios templos y
tenía sus fans. Y así pasó, que los sacerdotes de Amón el dios molón, eran unos
importantes influencers.
Akenatón que además de un chico con morritos era un chico
práctico, con mente financiera y con un poco de complejo de Jesucristo, dijo que tanto dios era un sindiós y decidió poner orden enviando a todos a la mierda y
poniendo un solo dios que se llamaba Atón, y mira por donde, que él era su manager.
Así sería más fácil para todos y de paso jodió a los sacerdotes esos de la
casta política.
Así que fue al registro a cambiarse el nombre porque le habían llamado Amenofis sin ser nada de eso él, y se puso Akenatón como es lógico.
Así que fue al registro a cambiarse el nombre porque le habían llamado Amenofis sin ser nada de eso él, y se puso Akenatón como es lógico.
Akenatón ahora podía
dedicarse a la buena vida en el jacuzzi con agua del Nilo sin que los
sacerdotes de Amón pudieran decirle nada.
Otra cosa que hizo fue mandar construir una nueva ciudad
dedicada a Atón a la que llamó Amarna. Nombre que después fue mancillado por
una conocida actriz porno haciendo que Akenatón quedase con este jepeto:
Pero lo mejor que hizo
Akenatón fue cambiar el arte por completo. El egipcio antiguo es muy de pasarse
1400 años haciendo muñecajos esquemáticos todos iguales y de representar a los dioses
con cabezas de animales, pero Akenatón dijo que ya estaba bien con la broma.
Cuentan que se puso la mano en la barbilla y guiñando un ojo le dijo a los
artesanos: “Mira qué carita nano”. Y les explicó que había que mostrar al mundo
cómo era él y su familia, y decidió que a Dios se le debía representar como un ventilador
de techo.
Aquí aparece la
familia de Akenatón y el dios Atón:
Mereció la pena porque sería
de las pocas veces que salían niños alienígenas en el arte egipcio y menos aún
dándoles besos. También gracias a eso tenemos el busto de Nefertiti que de eso
no os quejáis.
A los egipcios antiguos no
les hizo puta gracia nada de esto, y se limitaron a esperar a que Akenatón
muriera para seguir con lo suyo, que aún iban a tener otros 1600 años de hacer siempre
lo mismo antes de que llegaran los romanos. Recordaron siempre al bueno de Akenatón
como un hereje abominable y nefasto que les había jodido la vida y los
sacerdotes influencers obligaron a su hijo Tutankatón a ir al registro y cambiarse
el nombre por Tutankamón para poder hacer como si nada hubiera pasado.
FIN
A continuación: “Versión
española”, presentado por Phoebe Guillén Cuervo, en tertulia con Arsenio Hall.
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