domingo, 26 de octubre de 2014

La huída de Hal Boñigas

Hal vivía en un armario. No era gay, es que padecía un extraño síndrome que le hacía querer vivir en un armario, llamado "Síndrome de los jerseys doblados y los pantalones colgados, y camisas también".
Un día pensó que su vida era algo aburrida, además su novia se había cansado de ir a vaciarle el orinal y le abandonó así que decidió que tenía que cambiar su mundo.
Así, Hal (que era diminutivo de Harold, pero Harry no le gustaba porque le recordaba a Harry Potter, que era como le llamaban en el instituto los que no le llamaban 'el puto niño raro que vive en un armario', así que prefería que le llamaran Hal) cogió los pocos ahorros que le dejó en herencia su madre cuando le abandonó, cogió sus bolas de naftalina de la suerte, su jersey de lana y su mascota, su polilla Potter y se dispuso a abrir la puerta del armario. Con un resoplido y lleno de sudor, Harry (yo le vacilaba en el instituto....joder, vivía en un armario!) Abrió de golpe la puerta y una cegadora luz le golpeó en la cara (Plas!) Y le hizo sangre, le dijo: "Harry Potter, pringao, que vives en un armario!".
Así que decidió cerrar la puerta y plantearse si habría otra manera de salir de allí.
Empezó a dudar de si sería buena idea marcharse del que durante años había sido su hogar. Allí afuera había cosas desconocidas, cosas horribles, personas feas moviéndose de un lado a otro, hablando y haciendo cosas. Por ejemplo Woody Allen. Al pensar en ello sintió pavor.
Pero ya lo había decidido, el olor a heces había comenzado a ser insoportable, así que debía marcharse. Esperó a que anocheciera, así evitaría el problema de la luz. Y cuando salió, comprobó sorprendido que el exterior que él recordaba había cambiado por completo...

Ahora se encontraba en un páramo postapocalíptico donde las máquinas se habían revelado y habían sometido a la humanidad... o donde una bomba nuclear había acabado con todos los seres vivos de la tierra aunque luego descubriría que había una escondida raza de mutantes... o en una distopía comunista donde los ciudadanos eran asignados a tareas y eran constantemente vigilados por el gobierno... después de mucho pensar, el narrador se decidió por lo de la bomba atómica, así que estaba solo, con su polilla, y se dio cuenta que ahora el mundo era como su armario solo que mucho más grande y solo que olía mucho más a heces... decidió empezar a caminar con la esperanza de reencontrarse con sus muy queridos compañeros de instituto que le hacían bullying.

Después de atravesar una plantación de lechugas, una fábrica de iberdrola, un pantano de aguas movedizas, un Leroy Merlín, una selva tropical con venenosas serpientes de cascabel, un parking, un río totalmente contaminado por la bomba nuclear, una cordillera a 40 grados bajo cero, el ifema, y dos rotondas, giró a la derecha y vio el primer humano en varios días desde que partió. Era una señora mayor que parecía venir de la compra, ya que llevaba bolsas de la Sirena, pero tenía un brazo en la espalda y una cresta rara. Aún así, quiso hablar con ella.
Así que le dijo: "Buenos días señora, estoy investigando un crimen, ¿Qué hacía anoche a las 21:00 hrs?" (Nunca se le dio especialmente bien iniciar conversaciones)
La señora le respondió con un graznido, pero luego se aclaró la voz y ya le dijo: "perdona es que tengo carraspera, pues anoche vi 'Noche de Fiesta', el programa de Jose Luis Moreno, porque estamos en el año 1999."
Hal no daba crédito a lo que escuchaba ya que noche de fiesta solía empezar a las 23.30h por lo tanto era imposible que lo hubiera visto a esa hora. Y luego aparte lo del salto temporal también le sorprendió, por qué no decirlo.
Algo ocultaba la señora. De modo que Hal se compró un coche para aparcar delante de la casa de la señora y esperar durante días para seguirla con unos prismáticos mientras comía comida basura en el coche y se quejaba de que se metió en ese trabajo por la acción y sin embargo el 90 por ciento del trabajo era esperar. 

Un día vio que la señora venía de fiesta con Bertín Osborne, muy divertidos y joviales. Empezaron a besarse en el portal asíque Hal, pensando que eso era muy fuerte se puso a sacar fotos como loco, mientras Bertín acariciaba sensualmente la cresta mutante de la señora. Al cabo de un rato, la señora abrió la boca y engulló a Bertín Osborne.
-¡Joder, joder, joder!!!- gritaba Hal.
Arrancó y se marchó de allí a toda velocidad. Entonces con su portatil buscó en google las características de la mujer, y vio que había leyendas sobre una especie extraterrestre que estaba infiltrada en la tierra para comerse a los humanos, se fue a la biblioteca local y vio recortes de periódicos sobre noticias de gente desaparecida y su vinculación con los extraterrestres. Entonces descubrió lo que estaba pasando, los extraterrestres se habían cargado a la humanidad mientras él había estado en el armario.

Sólo había una cosa que podía hacer: caerse por accidente a unos residuos radiactivos y adquirir superpoderes para usarlos en favor de la humanidad. Así, Hal se lanzó al estanque maldito legendario y salió de allí todopoderoso. Fue volando a la velocidad del sonido a buscar primero a la señora, a la que mandó al espacio con su supersoplido. Ahora, la guerra estaba declarada. La salsa estaba servida. La gallina había escapado del corral. El piojo había saltado a la cabeza. La pizza había salido del horno.
Tras deshacerse de la señora, los extraterrestres vinieron a por él, y él huyó por la escalera de incendios, hubo una larga persecución por callejones en la que tiraron varios puestos de perritos calientes y, tras varios minutos de apabullante acción, y música muy rápida y muy alta, durante los cuales desconecté por completo porque me aturullan esas escenas, acabaron no sé como en el ático de un edificio. Lucharon un rato más, mató a unos cuantos, pero al final estaba acorralado.
Y cuando estaba a punto de caer por el borde del edificio llegó un helicóptero de la policía que aterrizó en el ático, bajaron los policías y mataron a los extraterrestres, y de sus cadáveres empezaron a brotar todos los humanos que se habían comido.

Ahora el mundo estaba salvado, pero la mujer de Hal tenía la pistola... ¿Cuál de los dos sería el verdadero Hal? Los dos trataban de convencerla de que eran el auténtico. Al final de una dubitativa tensión, ella siguió su corazón y disparó a uno de los dos, se abrazó con el otro y se fueron a caballo hacia el sol poniente, pero nunca sabremos si su elección fue la correcta...

FIN


No hay comentarios:

Publicar un comentario