martes, 1 de noviembre de 2011

Mal rollo en el hospital

Un hombre, un amnésico, un amnésico paradigmático en la literatura clínica. Hay infinitud de escritos, experimentos y estudios sobre él. Toda su vida, siendo amnésico, se ofreció a participar en dichas investigaciones de muy buena gana, a pesar de su enfermedad y por el bien de la ciencia. Toda la comunidad científica y académica le está encarecidamente agradecida. Le llevan a conferencias, simposios, charlas, clases... le citan en sus publicaciones, entrevistas… y además le adoran porque es una persona espléndida, sonriente, el típico individuo que le cae bien a todo el mundo.


Al final muere. De muerte natural, de viejo. Casi un siglo de estudios, pasando por todos los modelos y teorías sobre memoria. El tío dona su cerebro a la ciencia, para que sigan estudiando. Ya es como el colmo de la colaboración, le hacen homenajes, un funeral vistosísimo, con fuegos artificiales, con su cuerpo incinerándose en una pira… de todo.

Bueno, pasan los días, y al final llega el cerebro del hombre al laboratorio, con dos de los médicos que le han tratado los últimos años. Pues los tíos tienen el día tonto, y sacan el cerebro y como que empiezan  a hacer bromas, en plan ventrílocuo y cosas así, coñas de dudoso gusto. Al final uno de ellos se pone el cerebro en la cabeza y el otro se descojona, empiezan a reírse mucho. Así que con el jaleo va llegando gente, y todos se parten.

Es importante entender que no le están faltando al respeto al muerto, este humor negro es un mero síntoma de la naturalización que se produce en todo el personal del hospital por estar familiarizados con este tipo de cosas. Para ellos es relativamente normal. Normal hasta cierto punto.

Porque lo que pasa es que esta vez, sea por la magnitud del cariño que se le tenía al amnésico, sea por la casualidad, acaba medio hospital en el espectáculo, pasándose el cerebro de cabeza en cabeza. Al final ya uno, en el culmen de lo frívolo, comienza a imitar al amnésico. “HOLA, QUIEN SOY? QUIEN ERES TÚ?!?! DONDE ESTOY?!?!” “DONDE HE DEJADO MIS PANTALONES?” como anécdotas muy puntuales y muy míticas, de él, pero que pueden interpretarse como burla, ¿no? “QUE FUE DE DE MARILIN MONROE?!” Le imitan la voz, y los gestos y eso.

Al final, en la vorágine esa absurda que se ha formado, aparece la viuda. La viuda del amnésico. Qué mal rollo, ¿no?

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