El pozo de los deseos estaba lleno de harina. El panadero, que lo sabía, fue a por un cubo y una pala. Pero no para eso, no! Fue a hacer fotos! Fotos para un calendario promocional de cremas hidratantes para directores de revistas.
Volaba hacia la Luna en un viaje interestelar a lomos de una cebra. Las estrellas sonreían y asentían, le seguían la corriente. Iluso.
Una cometa china atada al habano de un cubano representaba a Ofelia en “Hamlet” en un teatro de alterne de Londres.
La tarjeta de visita contenía información valiosa sobre sus asuntos más íntimos, pero nadie nunca la leyó. Payaso llorón.
Sonaba el teléfono y nadie contestaba. Era la responsabilidad.
Relojes de bolsillo grabados a cámara lenta, o una metáfora de la relatividad del tiempo, del perspectivismo moderno.
Gozar con máquinas, el futuro está aquí, el futuro es inmediato.
La canción de cuna más tétrica de todas, la canción de Steve Jobs.
Crema para la espalda cuando te duele.
Muchos bolis, pegamentos, grapas y un tarro de vaselina en una taza de Pink Floyd.
Conectado a la red, pensaba que todo el conocimiento entraba sin filtros a su saber. Se sentía rico pero no tenía dinero. Oh…
Llegó un sobre. Lo abrió pero estaba vacío. Llorábamos.
Un recorte de periódico con la fotografía de un anciano con chupa de cuero. La hicieron en blanco y negro a pesar de que hoy en día se pueden hacer fotos en color.
Canciones sobre bailes y bailes sobre canciones. El regocijo. Los aviones de papel.
Poesía decadente. Eruditos flipados.
Fin
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