La vida. Tan misteriosa, tan enigmática... me hace pensar en aquella vez que el sombrerero loco y yo nos quedamos atrapados en el conducto de ventilación de un tren expreso, que iba rumbo a Sacerdote. Nuestros caminos se separaron cerca de Arganda, y yo me quedé en el vagón-peluquería. Allí conocí a una bella muchacha, de nombre Coliflor, aunque todo el mundo la llamaba "la flautista calva", lo cual no dejó de sorprenderme, puesto que, a pesar de no tener un sólo pelo en su reluciente cabeza, no era flautista. Tocaba algunas notas sí, pero nada más.
Nuestras miradas se cruzaron como dos rayos una tormentosa noche de Bangladesh y las notas de una trompeta sorda empezaron a sonar. Por las ventanas entraba una sinuosa e intermitente luz que, si bien iluminaba nuestro romántico encuentro, no me permitía vislumbrarla con continuidad, de modo que no conseguía saciar mi impetuoso deseo de contemplarla.
Cuando estuvimos lo suficientemente cerca, reparé en que llevaba una gracioso antifaz de plumas, que ocultaba parcialmente su hermoso rostro. Le pregunté si, si no era una terrible indiscreción, podría quitárselo. Ella no dijo sí. Pero tampoco no.
Bueno, pues que al final me la tiré, jojojojojojojojo ueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee UEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!! ESPERA!!! ESPERAAAAAAAAA! UEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!!!!
ES EL NIÑO CHINO!!!!! JAJAJAJAJAJAJ PERO QUÉ DICES!?!?!?!?
mis abogados me aconsejan matizar que en realidad NO me la tiré!!!
hasta la semana que vieneeeeeeeeee!!! aur!!!
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