Hoy permitidme que os hable sin tapujos, ¿vale? sin palabras cultas, ni inventadas, ni onomatopeyas, ni diabluras. Sólo vosotros y yo, hablando, conversando. No cosas raras, no monstruos. Nada de anglicismos, o trucos lingüísticos, ni figuras literarias. Estmaos hablando, ¿vale? En plan normal. Vamos allá.
Es un vídeo grabado, en unos informativos. Estás viendo el vídeo, y hay un discurso grabado por un locutor, la típica voz que te da igual quien sea, que ni te fijas, sólo la escuchas. El vídeo es sobre unos incendios en Guadalajara, y vas escuchando "... El fuego consumió 200 hecá...hecto...hectáreas...." y sigue como si nada.
Se equivoca, ¿Cómo coño se va a equivocar? ¡Si lo estás grabando! Ya te tienes que poner a pensar, porque sabes que eso no es normal. ¿Se les ha olvidado corregirlo? ¿A toda la plantilla que trabaja en los informativos de tal cadena? ¿Es que el locutor, por muchas tomas que hicieran era incapaz de decirlo bien? ¿Es que lo grabó bien, pero luego sucedió algún tipo de fenómeno intertemporal que hizo que se equivocara en el futuro?
Yo que sé, chica, que tontería. Nunca te lo esperas, nunca te esperas que el vídeo se equivoque, y de repente...
La gente como tampoco presta mucha atención, ¿no? Pues ni se dio cuenta. Claro, como a veces se equivoca el locutor en directo... ¡pues no caen! ¿sabes? como que se confunden. Después del anuncio, la tele se convertía en Susan Sarandon y me retaba al FIFA, diciendo que se cogía al Rayo Vallecano y nadie la ganaba nunca.
Al final resulta que lo había soñado, yo, que era mentira. Era un sueño, todo, que tuve, pero nunca sucedió. Aunque luego si se quemó Guadalajara, que mal rollo, ¿no?
Pues eso, vaya pérdida de tiempo, de entrada. ¡Porque vosotros la habéis leído, pero escribirla imagínate!
¡Hala!
No hay comentarios:
Publicar un comentario