jueves, 20 de octubre de 2011

Seguros santalucía

Hola a todos, ¿cómo os va la vida? ¿Bien? ¿no? Pues eso va a cambiar porque os traigo el anuncio con mayúsculas, o sea, EL ANUNCIO del siglo. Sí, es ese que dije que iba a analizar, el de los seguros santalucía. Os lo pongo aquí para que lo veáis.
 
Vamos allá. El video comienza con nuestro querido niño cantor andando muy feliz por el jardín al lado de su padre, digo yo que será su padre, lo mismo es el vecino, pero eso no lo cuentan en el anuncio porque son 30 segundos y no da tiempo a profundizar en los personajes y ver su evolución hacia la realización personal. A ver, centrémonos. Pues eso, se ve que el niño planea algo perverso porque si no, no estaría tan feliz con unas gafas de esquiar y un babero como capa. Algo trama seguro. Pero su plan se ve eclipsado por su hermano pequeño, el famoso Pablo. No se ve muy bien lo que hace en el segundo 00:02, la única información que tenemos es la cara que pone el padre-vecino. Es una cara de que algo no va bien, algo ha pasado con Pablo, ya no es el mismo que antes. Aunque la tarta no es lo que le preocupa al niño, de hecho, pasa de la tarta como de la mierda porque lo que él quiere es el tigre de juguete. No se sabe muy bien qué conexión rara hay entre el tigre y Pablo porque la cara de psicópata que pone no nos da un feedback claro. Pero justo en ese momento, nuestro niño cantor favorito dice "yo le doy la mano a Pablo". Acaba de evitar una desgracia, seguramente con ese gesto ha impedido que Pablo mate a toda la familia con un tigre de plástico.

La siguiente escena también choca un poco, pero como sólamente dura una fracción de segundo, no se aprecia lo que acontece allí. Vamos despacito y así lo véis. En el segundo 00:06, el niño cantor (al que ahora llamaremos Justin Bieber que también es un niño cantor y así variamos) dice "a mi me da la mano Laura". Qué bien, ahora ya estáis todos sentados juntos y disfrutando de los fuegos artificiales. Esto sería una bonita escena familiar si los fuegos artificiales no estuvieran DETRÁS DE ELLOS. Pero ¿a dónde estáis mirando familia de idiotas? Me parece a mí que tanta tarta os afecta al cerebro.
Siguiente escena. Aparece de nuevo Paula, solo que ahora, ella está en un gimnasio mirando al chico que le gusta. Esto lo sabemos porque nadie en su sano juicio pondría esa cara de tonto si no es porque está mirando a su amor adolescente. Amor que seguramente se llame Richi o algo así, de malote, vamos. En esto llega su madre, lo normal cuando estás en clase de gimnasia, y, como le ha pillado mirando al chiquito este, se pitorrea de ella haciendo como que le está pidiendo matrimonio ("Laura se la da a mamá"). Cosas de madres, con tal de avergonzar a los hijos...

Con esto llegamos a la escena "a mamá se la da papá". Aquí vemos al padre corriendo hacia el portal porque ha pasado a recoger a su querida esposa a la que no se le ha ocurrido coger un paragüas. A mí tampoco se me habría ocurrido teniendo en cuenta la cantidad de luz del sol que pega en la fachada del edificio. Lo raro también es que no se ve como el marido sale del coche ni cómo se meten de nuevo. Lo que yo creo es que el pobre hombre viene corriendo desde el trabajo para recoger a la mujer y salir corriendo de nuevo porque no les da tiempo a llegar al cine.

Y ahora, y sólamente ahora, es cuando llegamos al cénit de este anuncio. Aquí los publicistas tuvieron una comprensión súbita de cómo atraer a las masas y conseguir que todo el que viera el anuncio se hiciera un seguro con ellos. Los llamados genios de la publicidad. Gracias a ellos, abominaciones comerciales como los anuncios de Mixta, siguen teniendo un sitio en nuestras vidas.

Segundo 00:19. Para la música. Justin Bieber pone cara de sorpresa y, a la vez, de que se acaban de confirmar sus peores pesadillas. No ha terminado de decir "¿y a tí quién te da la mano?" y ya se está arrepintiendo. Siempre pasa lo mismo. Pero niño, si cada vez que dices esa frase aparece, ¿para qué la dices?. Bueno, a lo hecho pecho y a lo dicho picho. Llegó el oso gigante. Y no sólo eso, además llega abrazado con el padre. Obviamente son compañeros de borracheras de toda la vida, se sabe porque uno de los síntomas más evidentes del alcoholismo en animales es que se le queda el pelo blanco. Otro de los síntomas es cerrar los ojos y abrir la boca sin parar. Ya no existen expresiones emocionales en ese oso, el padre le llevó por la senda del vicio. Encima se lo lleva a casa para que la familia se cachondee de él y juegan a ver si adivina quién le ha pellizcado. Pero el pitorreo máximo aparece cuando la voz en off dice "es importante saber que siempre habrá alguien para protegerte", solamente falta decir "ah no, que tú eres un oso desteñido, a tí nadie te quiere". Pero claro, el oso no lo entiende.

Y nada más, si habéis llegado hasta aquí es porque no os habéis aburrido lo suficiente. Os merecéis un aplauso.

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