miércoles, 17 de agosto de 2011

El papa

El papa odia museo coconut, no lo soporta, puede ver cualquier cosa pero por alguna razón odia a toda la plantilla de museo coconut, le pone especialmente histérico la voz de Joaquín Reyes. Aún así lo ve. Lo ve y está todo el rato "¡Es que no lo aguanto, no puedo con ello!¡no tiene sentido!¡Me pone nervioso, no sé!¡No tiene ni maldita gracia!"

El papa tiene la cabeza con la misma forma del gorro que lleva. El gorro de un papa en verdad es normal, pero este papa tenía la cabeza en forma de pico alargado, y tuvieron que adaptárselo. Le queda ajustado.

El papa pone la tele y la radio a la vez, para ver si lo que escucha coincide por alguna casualidad con lo que ve.

El papa tiene una horda de asesinos en plantilla. Todos están especialmente entrenados para matar, cada uno de un técnica más mortífera y repugnante que el anterior. Son 11, se llaman los 11 pecados. Les secuestraron de niños y les adoctrinaron y entrenaron hasta convertirlos en máquinas de matar.

El papa habla todos los idiomas, pero además habla idiomas de sitios que no se han descubierto aún. Así puede vacilar a sus obispos, hablando en idiomas que nadie conoce. Ellos sonríen y asienten, en plan "este tío no se toma nada en serio". El bueno de Benedicto se descojona.

El papa en pantalones cortos y chanclas, haciendo una barbacoa (sin camiseta),

El papa boxea contra Shaquille O'neal mientras Survivor toca Eye of the Tiger, en un ring para entrenar. Con la toga, y todo. Se dicen comentarios en plan "esta vez te voy a patear el culo, mamón", "vas a morder la moqueta y vas a beberte el sudor de mis pies, capullo" y tal. Van con cascos, y protectores de esos para los dientes, y el ring está en unos jardinazos paradisiacos con pavos reales, unicornios y estatuas de oro de dioses griegos. Es el colmo de lo frívolo.

El papa ama el surf, se descarga programas de surf, concursos, campeonatos, y lo ve con devoción, sonriendo de oreja a oreja, y nadie le puede interrumpir. Lo ve muy cerca de la pantalla, con la nariz casi pegada a ella.

El papa se perdió una vez en Ikea, tuvo un ataque de amnesia y se creía que era el vigilante de seguridad en algún país donde los vigilantes de seguridad son robots chistosos. Sabía un montón de chistes, el tío.

El papa juega a las cartas magic consigo mismo, porque a nadie de su entorno le gustan. Deja unas cartas en un lado de la mesa y se va levantando, y sentando, ya sabéis. A veces hace como que no sabe lo que tiene en la mano el otro.

El papa soñó una vez lo siguiente:



A veces la cabeza es muy grande porque era un sueño, todo es parte del maravilloso mundo onírico. Además la tiene con una forma normal, y no con forma de pico, como asegurábamos antes. El tío cambia una deformidad por una desproporción. Se trata de una sublimación que el sueño hace del concepto "no se puede tener todo".

El papa no tiene miedo de nada, pero da miedo a mucha gente. Hay gente que tiene miedo de que el papa entre en su casa por la noche, aunque no sea a robar, ni a hacer nada, les da miedo que entre, les da miedo la presencia del papa. Como si no pudieran abarcar la hospitalidad necesaria para él, y mucho menos de noche, sin avisar. Es un miedo humilde.

El papa es un experto manejando la navaja. Hablando con sus colegas a veces tiene una navaja, o cuchillo, en las comidas, y lo va pasando por los dedos. Nadie sabe donde aprendió.

El papa es un crack jugando al billar, hace ángulos, rebotes, reveses, eso de pasarse el palo por la espalda, de todo. Tampoco sabe nadie donde aprendió. Hay mucho de la historia de este papa que nadie sabe.

El papa a veces escribe automáticamente paranoias sobre el surf. Se le ponen los ojos en blanco y escribe historias de una estirpe de surferos, que controlan las olas y tienen tablas de surf mágicas y legendarias, con nombres rollo "escalibur". Viven siempre asombrosas aventuras y libran al mundo de todos los males.

Eso ha sido todo, el papa mola un montón, que queréis que os diga.

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