lunes, 15 de agosto de 2011

En el parque



Os voy a contar una cosa verídica que me ha pasado hoy. He ido al parque a correr como hago habitualmente, asique antes de empezar a correr, me he puesto a estirar (siempre lo hago, antes y después). Pues había un tío que me estaba mirando, tenía más o menos esta pinta:


Pasados unos instantes se acerca y me dice:

Tio raro: -“¿estás estirando?”
Yo: - “si”
Tio raro: “¿vas a correr ahora?”
Yo. “si”
Tio raro: “¿Y para qué estiras tanto?”
Yo: “para que no me den tirones bla bla..”
Tio: “Pero así pierdes la energía bla bla ba… deberías estirar después.. (bla bla). Pues siendo la hora que es no pensé que fueras a correr ahora”
Yo: “Asique tu eres el que se encarga de controlar cómo estira la gente y a qué hora corren?”
Tio raro: “si”
Yo: “¡Ah! No lo sabía! Pues encantada, y cómo llevas el curro?”

Joder, resulta que hay un tío en el parque que controla los estiramientos de la gente, y si piensa que estiras demasiado te lo tiene que decir. También tiene una libreta oficial sellada por el Estado donde apunta a qué hora corre cada uno, y cuál es la hora óptima a la que deben correr.
Los estiramientos y la hora, ésas son sus 2 funciones primordiales. Me ha contado que estaba un poco cansado del curro, porque trabaja a jornada completa y acaba muy tarde. Y yo que antes iba por la vida pensando que no tenía por qué dar explicaciones a la gente sobre mis estiramientos.. je, je, qué ilusa, a veces soy muy inocente.
Al parecer es funcionario del estado y ha tenido que hacer oposiciones para ese curro de mierda. Y quería que lo trasladaran a otro parque con más posibilidades como el retiro, el tío realmente tenía vocación. Pues me parece que su trabajo es un cagarro, es peor que los de los parquímetros, ya no saben qué inventar para tocar los huevos.

Pues no os creáis que ese curro existe. Me lo acabo de inventar, pero el tío era bitelchus, eso sí que es verdad.

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