viernes, 4 de septiembre de 2015

Carrusel Perverso: Una perspectiva interna

La verdadera historia de Billy Joel

Billy Joel nació en el barrio del Bronx en algún momento del siglo veinte. Como todos sabéis, fue una estrella de la música pop que inmortalizó éxitos como piano man o uptown girl. Esa es su verdadera historia.

-Jaime
-¿Sí, jefa?
-¿qué es esta mierda de Billy nosequién?
-Pues…ehhh.. pretendía hacer humor con lo inesperado de… de que… ellos se esperan que cuente algo novedoso, no? Y luego pues… de repente…
-Aprecio tu iniciativa, pero no creé este blog de la nada para ahora contar verdaderas historias! Maldita sea, chico, estás pendiente de un hilo! ¿sabes lo que me está presionando la oficina del alcalde? El gobernador está harto de tus métodos! Si no empiezas a ser razonable te quitaré la placa tan rápido que tu cabeza te dará vueltas! Ahora, desenvaina tu espada y lucha, malandrín!! Cobarde!! Cafone!!

Hola. Soy Charlei Parker y, aunque me llamo igual que el famoso saxofonista y mi parecido físico con él es impresionante, soy reportero de investigación, y esta noche os traigo el especial documental en las oficinas de Carrusel Perverso.

La entrañable escena que acabáis de presenciar es, según dicen sus abogados, fruto de la complicidad y el buen rollo que todos los días reina en la oficina. Ahora estamos en el despacho de Víctor, el encargado del material.
-Eeeh… no soy encargado del material. Escribo entradas, igual que todos… además, es un blog, no hace falta material.
-Ajá. Bueno, Vic, supongo que llevar el material de toda una oficina requiere de…
-No, no, perdona que te interrumpa, no soy encargado de material, soy…
-En la puerta pone “encargado de material”
-No hay ninguna puerta, es un blog.

Estamos en el despacho del becario, recién contratado. Según su contrato, usted debe pagar cincuenta euros al mes a carrusel perverso en concepto de formación. ¿No opina que aceptando este tipo de acuerdos le hace un flaco favor a la juventud española?
-No, bueno, nunca les pago de todos modos así que da un poco igual. Y no he entrado aquí tanto por el dinero como por las sillas con ruedas. Mira, mira… wiiiiiiiiiiiiiiiiii wiiiiiiii jajaja wiiiiii!
-Ya, muy divertido, pero escucha esto… La beca que te han concedido no tiene ningún valor a nivel legal, es solo una servilleta, y tu nombre está mal escrito… pone Ahmed Harrasán Rovira.
-Sí, claro, mal escrito…jeje…

Ahora estamos en el despacho de Jaime, que entró en carrusel gracias a un programa del gobierno para presos en rehabilitación.
-Buenos días, Charlei! Justo estaba con un artículo… tú conociste a Billy Joel?
-No, no soy saxofonista, aunque me llame igual y el parecido físico sea impresionante. ¿Podrías hablarme de qué es para ti carrusel perverso?
-Mmmm no sé, algún bar de carretera, de tías?
-Nono… a ver, es la empresa en la que trabajas, te preguntaba por el significado que tiene esta empresa para ti, a nivel emocional.
-Ah! Bueno, no sé… el tráfico de niños ya no da tanto dinero… los niños ahora son mayores… y no sé, volver a la cueva de Wombat el Atroz no es una opción desde que me comí a su jabalí. Además, desde que Ahmed está aquí, estoy más liberado de trabajo…

Señora presidenta, no es de extrañar que su blog apenas tenga suscriptores con semejantes empleados. Ha pensado alguna vez en renovar el personal?
-Son unos mongolos, les odio con todas mis fuerzas, pero nadie más querría trabajar en un blog que ha salido en todos los periódicos como “el blog más gay de España”
-Eso… eso ha ocurrido?                                               
-No lo sé, puede que lo haya soñado, pero para mí los sueños son tan reales como la vida. He inventado una palabra, incluso, “vidueño”.
Eh, jefa! Te molesta este payaso? Sí, porque lo ponemos amarillo en un momen!
La verdad es que ya me he aburrido de esta entrevista, voy a jugar a marmelade boy…Retirádmelo!
Vamos, Parker, a tocar jazz a tu casa! Eso, vete con la música a otra parte!
Pero, oigan! Que no soy el músico! Soltadme! Al menos, devolvedme el dinero que os tuve que dar de fianza!

Sí, ya, quéeeeee dinerooo ni qué mierdas! Hala, fuera!

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