martes, 1 de septiembre de 2015

Las correrías de Hermes el gato



Era la madrugada del 28 de abril de 1944. Acababa de suceder el desastre del ensayo de Normandía. Pero al gato Hermes no le importaba . Era muy redicho con ese nombre, pero al fin y al cabo era un gato. Estaba demasiado preocupado por la incipiente escasez de agua en su bebedero, por lo que decidió escribir un educado e-mail al ministerio de interior dejando claro su punto de vista respecto a la sequía en su país.
Una vez se puso las gafas d ver y se encendió un cigarro, se sentó a su ordenador a escribir, cuando ¡oh, destino dichoso! recordó que los gatos no escriben, ni fuman ni suelen usar gafas. Pero era 1944 y debía alertar a los rusos sobre la lluvia de meteoritos radioactivos.
Cuando recordó que esos sucesos ocurrieron en 2944 y no en 1944, el gato Hermes empezó a dudar sobre su relevancia real en esta historia, de modo que decidió llorar. 
Estaba harto de no ser nadie en el mundo. Harto de Ser siempre un simple gato. 

Se propuso ser el primer gato que tuviera gafas de ver, fumara cigarros y escribiera a ordenador.
Tras ir a la óptica y al estanco, se dirigió decidido al Media Markt. No podía si quiera imaginar el excéntrico y singular personaje que allí conocería. 

Lástima que murió instantes después atropellado por un carrito, antes de que al escritor le diera tiempo a contar algo sobre él.
Así que Hermes, como si tal cosa pensó que sería buena idea usurpar la identidad del estrambótico personaje y así poder correr las aventuras que siempre deseó.
De esta forma, Hermes, se caracterizó como el personaje del que no se ha dicho nada, salvo que murió. Estudió concienzudamente sus rutinas, su psicología, sus movimientos, sus cereales favoritos e inició la mascarada, ilusionado con su nueva vida.

Hermes sabía que el personaje llegaba siempre a su casa, después de ir al Mediamarkt, a las 3 de la tarde, y saludaba a su mujer de la misma forma. Así, Hermes dijo al llegar a casa: 
"Godifreda, ya está aquí tu Pichulino!" 
A lo que la mujer contestó: 
"Dios, qué es esto!? Un gato vestido como mi marido! Qué pollas?!?"

No quiso darle vueltas, y como Hermes le pareció un gato precioso y adorable quiso adoptarle. Le puso un cajón de arena y un cuenco con leche. Qué rabia me da esa gente que le pone leche a los gatos! Se creen que la vida es como los dibujos animados, no ven que los gatos son intolerantes a la leche de vaca?? Los gatos beben leche de su madre cuando son cachorros y luego comida!!! Para qué mierda le pones leche!? Ponle un poco de café y magdalenas ya que estás!!

Me cabrea tanto que voy a adelantar la caída de los meteoritos rusos 1000 años para que le caiga uno encima.

Fiiuiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii PAM!


Ahora Hermes había conseguido entrar en la casa del personaje usurpado, así podría saber más cosas de él.

De modo que encontró su biblioteca, que tenía infinidad de Dvds pornográficos. A Hermes le repugnó tanto que cogió uno al azar para verlo y poder criticarlo con conocimiento de causa. Pero al hacerlo, la estantería se movió hacia la derecha, dejando a la vista el pasadizo secreto del personaje. 
Pero en lugar del clásico pasillo antorchado y descendente de escaleras en caracol, había un tobogán de agua y música de Disney, concretamente, supercalifragilisticoespialidoso. En fin, cosas del 2944. 

Entonces, Hermes se dispuso a deslizarse por el tobogán. La voz de Julie Andrews tenía un efecto hipnótico y atrayente en su psicología gatuna.

Quién podía imaginar que el Pichulino de Godifreda ocultaba en su casa una réplica exacta del Aquopolis de Villanueva de la Cañada y a los presentadores del Megatrix de los 90, y recreaba cada vez que quería el concurso ese que hacían cuando éramos pequeños. 



El problema es que la leche que le había puesto Godifreda le sentó fatal y le empezó a entrar diarrea.
Con lo cual, decidió ir a un orientador de gatos a contarle su caso. Estaba usurpando la identidad de un personaje muerto en 2944 que tenía el Aquopolis de 1990 detrás de su estantería, porque quería tener gafas y fumar y escribir y había acabado con diarrea. El orientador tenía un gato en su casa así que entendió todo perfectamente y le dio el mayor consejo de su vida: 
"Si un rival no puede correr, no puede ganar." 

Ahora Hermes tenía muy claro lo que debía hacer:
Lo que debía hacer era regresar a casa.

Aprendió que ser valiente, querer crecer, hacer cosas nuevas e intentar mejorar tu vida, es un error y siempre trae problemas. Lo mejor es quedarte como estás y nunca nunca nunca luchar.


Fin



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